Todo este tiempo encerrados, la monotonía y la falta de interacción social pueden provocar la pérdida de memoria, o mejor dicho, la capacidad de la memoria de construir recuerdos, según una investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Esto se debe a los días rutinarios que se han vuelto nuestra normalidad, y esto provoca que nuestro cerebro ya no identifique «hitos», es decir, acontecimientos significativos que marcan un momento de nuestra vida. Por lo que nuestra línea de tiempo deja de nutrirse.
Un término más exacto es la memoria episódica, la cual contempla lo recuerdos de momentos, emociones y lugares que se pueden evocar de manera muy nítida.
Esos recuerdos nítidos, son los que podrían estar faltando en esta cuarenta, por lo que no le hemos dado suficiente trabajo a nuestro cerebro para tener la capacidad al 100 por ciento de recordar.
