Cada vez los empleos son menos estrictos en sus códigos de vestimenta, sin embargo cuando se asiste a una entrevista de trabajo, independientemente de las políticas, debemos dar la mejor impresión posible.
Debemos empezar por la regla principal, presentarnos aseados. Aunque suene absurdo, no podemos obviar el baño de ese día. Un buen regaderazo, incluyendo el cabello, y quedar con buen olor, pueden ser la clave entre conseguir el puesto o no.
El perfume también es importante, sin embargo no hay que excedernos, pues muchas personas no toleran que una persona huela tanto a loción, menos en un espacio tan cerrado como lo es la oficina.
La siguiente regla a mencionar es la vestimenta. Es cierto que los trajes quedaron atrás, sin embargo, se deben conservar los colores neutros y las piezas conservadoras y nada extravagantes. Lo mejor es usar camisa, en caso de los hombres, y una blusa formal, en caso de las mujeres.
El pantalón será la mejor opción para ambos sexos, pues las bermudas están totalmente descartas, y enseñar de más podría no ser beneficioso. Y prohibido el calzado deportivo, las gorras y los lentes de sol.
Los accesorios, del mismo modo, deben ser discretos, sin mucho brillo ni muy grandes o exagerados. Recuerda que menos es más.
El peinado y la barba recortada son indispensables para los hombres, y en el caso de las mujeres, un maquillaje relajado y nada sobrecargado encaja con la ocasión.
No olvides que la situación por si sola será estresante, intenta vestir de manera cómoda para que tu única preocupación sea la entrevista.
Y recuerda, nada se ve mejor, más que la confianza en uno mismo.
