Seguramente en algún punto de tu vida pensaste en la posibilidad de que beber alcohol podría matar bacterias y podría salvarte de una gripe o infección de garganta, ¿pero será cierto?
En un estudio realizado en 1988, donde se estudió los efectos antibacterianos de varias bebidas como la cerveza, el vino, la leche y el agua carbonatada. Resultó que en el vino, es peor la supervivencia de los organismo bacterianos que se introdujeron en las bebidas. La cerveza y la bebida carbonatada tuvieron efectos similares, pero no fueron tan efectivos.
Sin embargo, todos sabemos que el alcohol es dañino, sobre todo para el estómago, lo que podría tener un efecto contraproducente y causar un crecimiento excesivo de bacterias que podrían relacionarse con diarreas, naúseas y vómitos.
La resolución final es que, en efecto, la exposición prolongada bucal o intestinal al alcohol podría matar bacterias, al tiempo que podría provocar daños irreversibles al organismo.