Investigaciones recientes indican que reducir el consumo de carne y preferir una dieta principalmente basada en plantas, con el ocasional consumo de huevos y lácteos, podría ser crucial para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. Este cambio alimentario podría mitigar el impacto del cambio climático según estudios en la revista Science Advances. Si más personas adoptaran esta alimentación, podríamos limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C para 2045, en comparación con los modelos actuales de consumo.
La producción ganadera tiene un impacto ambiental considerable debido a las emisiones de gases de efecto invernadero y al uso intensivo de recursos naturales, especialmente agua. Reducir el consumo de carne y aumentar la proporción de alimentos vegetales no solo beneficiaría al medio ambiente, sino que también promovería una alimentación más saludable y sostenible. Este cambio en los hábitos alimentarios es crucial dado el contexto actual de cambios climáticos observados globalmente, como el aumento de temperaturas y la escasez de agua en diversas regiones.
Además de los beneficios ambientales, una dieta más basada en plantas ofrece ventajas para la salud humana al fomentar una mayor diversidad nutricional y una menor dependencia de productos animales procesados. Este enfoque flexible hacia la alimentación no requiere eliminar por completo la carne, pero sí promueve un consumo reducido y consciente, lo cual podría ser un primer paso accesible para aquellos que desean contribuir positivamente hacia la sostenibilidad global y su propia salud.