Miles de trabajadores se han reunido en el centro de Buenos Aires para defender sus derechos laborales y sociales, justo antes de una próxima huelga general. La Confederación General del Trabajo (CGT) ha expresado su preocupación por las políticas de Milei, que según ellos afectan especialmente a los sectores de menores ingresos, clases medias asalariadas, jubilados y pensionados. Demandan un diálogo inclusivo con todas las partes.
Las pancartas desplegadas en la manifestación expresaban claramente el descontento: «Que el ajuste lo pague el poder económico. Basta de miseria» y «Si realmente quieren libertad, ¡tierra, techo y trabajo!» Las marchas del Primero de Mayo en Argentina suelen tener un ambiente festivo, pero este año fue diferente, con una fuerte presencia policial y un tono más serio.
La movilización se produce después de que la Cámara de Diputados diera luz verde a un proyecto de ley clave del Gobierno de Milei, que busca reducir el tamaño del Estado y promover la iniciativa privada, especialmente las inversiones extranjeras. Los sindicatos están listos para luchar contra este proyecto en el Senado.
El Gobierno ha mantenido una estrategia ambivalente hacia los sindicatos, mostrando gestos conciliadores pero también lanzando mensajes que desacreditan a los sindicalistas. Los líderes sindicales están dispuestos a dialogar con el Gobierno, pero no están dispuestos a ceder en sus derechos. Critican el aumento de impuestos propuesto por el Gobierno y denuncian la disparidad entre los salarios de los trabajadores y los legisladores.
En las próximas semanas, la conflictividad social podría aumentar, especialmente en torno a la votación de la Ley bases en el Congreso.